El perfeccionismo puede ser una carga pesada para los padres solteros. Aprender a manejarlo y superarlo es crucial para mantener un equilibrio saludable.
Esta «filosofía de vida» me estaba cegando. Además, el hecho de dejarme llevar por las emociones me hizo cometer muchas cagadas con mis hijos, con mi entorno y conmigo mismo.
Reconocer que se es un puto perfeccionista:
Es de vital importancia hacerlo; de lo contrario, se van a seguir tomando decisiones de las que nos vamos a lamentar. Algunas señales que nos permiten darnos cuenta de que somos portadores de esta vaina tan maluca —para mí— son: tener la sensación constante de que nada es suficientemente bueno, estar procrastinando hasta que todo «esté bien», estrés constante, el pensar que solo yo puedo hacer las cosas bien y, sentir un agotamiento constante.
Ser portador de esta maricada llevará, con toda seguridad, a apropiarse de expectativas poco realistas y a una presión innecesaria sobre ti mismo y tus hijos.
Establece Expectativas Realistas:
Como padres, caemos en el puto error de crear falsas expectativas para sí mismos y, peor, para los hijos; pensando en la teoría de mierda de que ellos deben ser mejor que nosotros. Por ende, los cargamos con un peso y una presión de la que ellos no tienen idea, aun así les exigimos y deben cumplirlas.
Todos y cada uno de nosotros tenemos nuestras «propias limitaciones», tenemos nuestros propios objetivos, sueños y metas. Entonces, ¿por qué carajo queremos cagarnos en la vida de nuestros hijos? Porque así nos enseñaron, porque así nos educaron, porque así nos inculcaron que debían ser las cosas.
En mi libro: «TÉMPERA MENTAL, de regreso a mi yo verdadero», tengo un capítulo destinado a reflexionar acerca de si soy realmente un buen padre.
Estamos en la obligación de liberar a nuestros hijos de tremenda carga emocional y comportamental que les hemos puesto, no sin antes, despojarnos de expectativas propias; debemos mandar pa´la mierda el buscar ser mejores padres que los vecinos, mejores padres que los que vemos en el colegio de nuestros hijos. Por ende, nos trazamos unas metas y objetivos realmente ridículos por el simple hecho de mostrar al mundo que nuestros hijos tienen a los mejores padres.
«MIERDIREGLAS».
Acepta los Errores:
No te alcanzas a imaginar lo importante y liberador que es aceptar el hecho de que cometer errores es parte de un aprendizaje. Los errores son oportunidades de crecimiento. Enséñales a tus hijos que equivocarse está bien; mejor, primero enséñale a quien se para frente a ti en el espejo que es perfecto fallar, caer, llorar, sentirse incómodo. Recuerda que nuestros hijos nos copian, no nos escuchan.
Practica la autocompasión:
Habla contigo mismo de la misma manera en que hablarías con un amigo. Reconoce tus logros y esfuerzos. Esta herramienta mejorará tu bienestar y la relación con tus hijos. Al ser más amable contigo mismo, reduces el estrés y creas un ambiente más positivo para ti y los tuyos.
Busca Ayuda Profesional si es Necesario:
Si sientes que el perfeccionismo está afectando tu salud mental y tus relaciones, buscar ayuda profesional puede ser beneficioso. La terapia puede ofrecerte herramientas y estrategias específicas para manejar esta inseguridad y mejorar tu bienestar.
Superar el perfeccionismo es un proceso que requiere tiempo y práctica. Te acabo de dar unas sugerencias que a mí me han ayudado muchísimo, ¿será que a ti te servirán de algo?
Da el primer paso.
Te deseo un excelente y maravilloso dìa.
Dios te bendiga.
Namastè