En este momento estás viendo ¿Por qué trabajas tanto?
Presente en la casa. Ausente en la vida.

¿Por qué trabajas tanto?

  • Autor de la entrada:
  • Comentarios de la entrada:Sin comentarios
  • Última modificación de la entrada:30 octubre, 2025

Esa pregunta me la hizo mi hija un día cualquiera, sin drama, sin intención de herirme. Solo quería saber por qué su papá casi nunca estaba.

No físicamente, porque siempre estaba.

SIno emocionalmente.

Y no supe qué responderle.

Porque claro, uno siempre tiene una excusa elegante: «para darte lo mejor», «para que no te falte nada», «para asegurar tu futuro».
Palabras bonitas para disfrazar un vacío.

La verdad es que no trabajaba tanto por ella.
Trabajaba para no sentirme insuficiente.

El trabajo era mi disfraz favorito. Me hacía sentir valioso, productivo, útil. Era mi manera de no pensar en todo lo que me dolía.
Porque si me quedaba quieto, el silencio me gritaba.
Y nadie quiere escuchar eso.

Entonces uno se vuelve adicto a «hacer».
A correr detrás de proyectos, correos, metas y reuniones que dan la ilusión de propósito.

Hasta que un día tu hija te mira a los ojos y te pregunta:
¿Por qué trabajas tanto?

Y en ese silencio te das cuenta de que todo lo que construiste afuera no compensa lo que se está derrumbando adentro.

Nos vendieron la idea de que trabajar mucho es sinónimo de ser responsables, exitosos, admirables.
Pero nadie nos habló del costo.
Del precio emocional que pagamos por querer demostrar que valemos algo.

A veces el exceso de trabajo no es ambición.
Es miedo.

Miedo a no ser suficientes.
Miedo a mirar lo que duele.
Miedo a quedarnos a solas con nosotros mismos.

Y sí, se puede perder un negocio, una casa, un proyecto…
Pero perder a tu hija mientras creces profesionalmente es una derrota silenciosa que nadie mide.

Quizá algún día tu hija también te haga esa pregunta.
Y si eso pasa, ojalá tengas una respuesta que no duela.

Cuando nuestros hijos son pequeños nos ven como superhéroes, por acá te dejo el enlace a un artículo que habla al respecto [enlace].

Cuando ya son grandes, por diversas circunstancias —el trabajo, por ejemplo— la imagen empieza a cambiar. Acá te dejo otro artículo para que te revises [enlace].

Gracias, gracias, gracias.

Te leo.

Te deseo un excelente y maravilloso día.

Namastè

Únete a mis «mierdireglas»

Puedes darte de baja cuando se te antoje

Únete a mis «mierdireglas»

Puedes darte de baja cuando se te antoje

Deja un comentario