Nadie.
O alguien que mira, duda y…
[…]
Muchas puertas he tocado.
Algunas, ni las abren.
Otras, las dejan entreabiertas.
Y otras tantas, después de abrirlas, las cierran de un portazo.
De arquitecto pensé que ya había visto lo peor.
Un oficio donde para que te escuchen tienes que pasar por un cuello de botella el hijo de puta.
Pero no: esa era apenas la antesala.
En lo que hago ahora, el rechazo es más silencioso:
el «dejado en visto», el «te respondo luego», el «déjame lo reviso».
Solo mentiras disfrazadas de cortesía.
Como en todo, siempre hay una puta rosca, y lo malo de ésta, es no pertenecer a ella.
Puede que tu trabajo o, lo que haces sea bueno.
Pero sino eres amigo de Fulanito o compinche de Sutanito, no eres nadie y, no hay puertas abiertas para ti.
En esto, como en todo, impera la frase:
«El más conocido vende más que el mejor».
Así lo hagan mal.
Pero la foto, la sonrisa, el yo te doy esto si tú me das esto otro.
Ese es el trueque que domina y, siendo lógicos, éso está bien.
Hay infinidad de personas haciendo y ofreciendo más de lo mismo.
Habemos unos pocos que nos salimos de ese patrón de comportamiento.
En donde el hilo conductor no es el que establecen los demás, sino uno mismo.
Y éso desagrada a todos, desentona, no encaja.
Porque no hay dominio, no hay poder, no hay forma de manipular.
¿Consecuencia?
No hay palancas.
Hace unos meses alguien me dijo algo:
«Nadie te va a abrir una puerta, debes crearla y abrirla tu mismo».
Esa frase me quedó resonando desde aquel día y, créeme que vengo haciendo de todo para crear y abrir mi propia puerta.
He encontrado limitantes, la mayoría, auto impuestas.
Y ese, es el trabajo más berraco en el que me he enfocado… y tú, tal vez también podrías hacerlo.
Me refiero a despojarse de las autolimitaciones.
Es decir, enfrentarse a la mierda que traemos dentro.
Este año, he logrado cosas.
Solo yo, absolutamente solo yo.
¿Más lento?
Claro.
¿Más malparido?
De sobra.
¿Más honesto?
Totalmente —para mí—.
Por eso tampoco creo mucho en la frase de que si no trabajas en equipo nunca lograrás nada.
Una «mierdiregla» más.
En este momento de mi vida y, con la experiencia que tengo, me quedo con la siguiente frase:
«Prefiero trabajar solo, me demoraré un poco más, pero tengo la certeza de que lo estoy logrando».
Si no existe alguien que te de ese apoyo que podrías necesitar…
Vale huevo.
¡Puedes hacerlo solo o sola!
Realmente, no necesitas a nadie.
Cada uno tiene sus metas, sus tiempos, sus deseos y sus ganas.
Cada quien camina lo suyo.
Ahora pregúntate algo:
¿Qué estás haciendo tú para lograr tus metas?
¿Buscando un socio?
¿Una socia?
¿Qué buscas en realidad?
¿Apoyo… o un alcahuete que te sostenga tu miedo?
Y si ese «alguien» que esperas no te da la talla,
si no tiene tu hambre, tu visión ni tus cojones…
Entonces, ¿qué putas estás esperando?
¿Un equipo que mágicamente te lleve más lejos?
Ja, ja, ja, ja, ja.
Eso no es cierto.
Y acá algo importante: no estoy en contra de los equipos, no.
Los equipos funcionan… cuando la visión y los conceptos son afines.
Pero cuando no, cuando todo está desalineado, lo único que logran es estorbar y frenarte.
Gracias, gracias, gracias.
Te leo.
Te deseo un excelente y maravilloso día.
Namasté
