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¿Nuestra pasión se puede tornar en escalvitud?

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  • Última modificación de la entrada:2024-08-01

¿Hasta qué punto nuestra profesión, aquella que ejercemos con cierta «pasión», empieza a convertirse en esclavitud? Tal como lo he repetido en varios posts de mi blog, lo que expreso aquí es una opinión muy personal, porque es el resultado de reflexiones originadas en mi diario vivir.

Me etiqueté dentro de una profesión que me encanta, aunque ya no tengo certeza si me apasiona como antes. ¿Por qué? El ritmo de trabajo se ha vuelto tan «exigente», tan endemoniado y tan vertiginoso, que se nos ha olvidado el tiempo para nosotros mismos.

Ahora, como la gran mayoría de la humanidad, no se nos enseñó a trabajar por sueños propios; todo lo contrario, se nos inculcó a trabajar por los sueños de otros, lo que comúnmente llamamos «ser empleado». Esto está muy bien, porque, a fin de cuentas, cada quien tiene sus «propios objetivos» —eso dicen—.

Dejé de ejercer mi profesión por un tiempo de cuatro años largos. Me cansé de esa «explotación», me mamé de esos tiempos de «esclavitud», me aburrí de aceptar reglas absurdas de entrega, los cuales se ven muy bien sobre el papel, más aún, cuando te encuentras en una sala de juntas o en cualquier lugar presentando la propuesta. Sin embargo, la realidad es otra cosa, y aquellos dueños «empresarios» parecen haber olvidado que la mano de obra es ejecutada por seres humanos. Peor aún, algunos de ellos ni siquiera han pasado por ese proceso.

Luego de mi retiro, decidí volver pensando que estaba listo. ¡QUÉ CAGADA!

La auto esclavitud que decidimos asumir ante cualquier nuevo reto es una decisión propia, la cual está conectada con algún motivo personal, cualquiera que sea: necesidad, gusto, «pasión», emoción, aventura, aprendizaje, y demás adjetivos que tú —querido/a lector/a— le quieras asignar.

No obstante, ese bum inicial va girando poco a poco, va tomando otro sentido; empieza a tergiversarse, convirtiéndose en un manipulador fantástico —repito: lo digo a título personal—. Los grandes genios del presente —CONTRATANTES o JEFES— se han plantado en la posición de exigencias basadas en unos tiempos absurdos, y es ahí donde empieza esa puta manipulación de mierda hacia sus contratados. «Hace unos meses, me encontré con una frase que se volvió habitual en uno de los «superiores»: “El día tiene 24 horas y tenemos siete días a la semana”».

Esta absurda filosofía de mierda es el resultado de un «pajazo mental», proveniente de quien carece de experiencia en el desarrollo de un oficio —es mi opinión—, para algunos —la gran mayoría— es fácil estar detrás de un escritorio. 

Pienso que es bueno ser un obrero de vez en cuando.

Una cosa son los títulos académicos —el papel lo aguanta todo— que certifican un conocimiento obsoleto —en algunos casos— y que convierten a cualquiera en un erudito, y otra cosa,  es discernirlos en la práctica, transmutarlos a una vida real. Muchos, se quedan en el camino, y otros tantos no dan el primer paso.

Repito: el permitir ser sometidos a ciertos tiempos y reglas absurdas es una decisión que se toma «conscientemente», pensando en un aparente beneficio personal: «voy a ganar más dinero», «si no hago esto, puedo perder el trabajo y contratan a otro personaje», «vale la pena sacrificar a los míos, es solo por unos días», y un sin fín de justificaciones absurdas.

Permití eso nuevamente, caí otra vez en esa absurda carrera de la rata, y lo que había logrado en cuatro años dedicados a mí, se desvaneció en un período de ocho meses. Cuando me di cuenta, habían pasado momentos, situaciones y vivencias de los que me perdí en varios ámbitos de mi vida. ¿A cambio de qué?

¡Múltiples patadas en el culo!

Una frase que se volvió de moda y que es un error de interpretación es la siguiente: «pensemos en dar una milla extra». 

(…)

Una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa.

¡Nada que ver!

Ahora te pregunto: ¿estás permitiendo este tipo de atrocidades en tu vida pensando en un bienestar propio o de los tuyos?

Espera, detente.

¡Primero eres tú!

Es cierto que debe existir una planificación, aunque ésta solo es benefica para quien está arriba y no tiene ni idea de cómo ejecutar un trabajo, los peones, sí o sí, tienen que cumplirla por más ridícula que sea.

Gracias, gracias, gracias.
 
¿Cuàl es tu opiniòn al respecto?
 
Te leo.

Te deseo un excelente y maravilloso dìa.

Dios te bendiga.
Namastè
Más acerca de mí.

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