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Esa sensación de estar perdido y agotado, buscando dirección en medio de la incertidumbre.

Me siento perdido, cansado y sin brújula…

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  • Última modificación de la entrada:23 agosto, 2025

¿Alguna vez te levantaste y sentiste que tu brújula interna estaba rota, que todo lo que planificaste ya no sirve y que no sabes ni para dónde ir?

Yo sí.
Hasta el 12 de diciembre de 2028, «sabía» exactamente a dónde iba. Tenía claro el qué y el cómo. Programaba mis días, semanas, meses… incluso años.
Hoy, muchas veces, me siento perdido, cansado, sin norte. Y quizás, mi realidad también sea la tuya.

[…]

…mi realidad también puede ser la tuya.

Hasta el 12 de diciembre de 2018, yo «sabía» exactamente para dónde iba.
Tenía claro el qué y el cómo.

Programaba mis días, semanas, meses… incluso años.
En lo profesional, me fue bien.

En lo personal, mi único objetivo era el bienestar de mis hijos. Nada más. Nadie más.
Aunque, sí, cogía y bastante —porque no todo es sacrificio, ¿no?—

Ja, ja, ja, ja, ja.

Era un líder. La gente me seguía sin yo entender del todo por qué. Me sentía bien… pero incómodo. Demasiadas cosas dependían de mi aprobación.

Y eso me chocaba, porque yo siempre fui de actuar con un objetivo sin esperar la aprobación de alguien más, aunque esto me llevo a lidiar con retos y consecuencias que me ponían a sudar pero no solo; quienes me contrataban, estuvieron más de una vez a punto de un infarto.

Ja, ja, ja, ja, ja.

Me encantaba terminar un proyecto de arquitectura y empezar a planificar el siguiente. Primero por amor al arte, y después porque representaba un beneficio económico para mis hijos… y sí, claro, también para coger, porque si no aportas, no comes.

Ja, ja, ja, ja, ja.

Pero todo cambió a partir de esa fecha.
Hoy, aún no tengo un norte «medible».

Mi interior, sí, ése está claro, es decir, mi yo con yo.

Pero el exterior… anda dando tumbos. No todo el tiempo, pero hay ocasiones —muchas— en las que caigo al piso y me aporreo duro.
Las cosas y métodos que antes funcionaban ahora valen una mierda.

Antes actuaba y veía resultados. Ahora… por donde me meto, nada funciona. No le encuentro salida. Le estoy perdiendo el gusto a desarrollar algunas cosas.

Hasta para coger he perdido la motivación. Mi celibato va para largo, aunque sé que es una elección tan personal como un pacto silencioso con el universo, o mejor, conmigo mismo.

Y sí, a veces me asalta el impulso animal, pero me siento, lo pienso, y hago un inventario de razones para no ceder.
No voy a mandar pa´ la mierda siete años de limpieza energética, mental, emocional y física… por un polvo.

Aunque confieso: hay una chispa divina que me ronda desde 2023.
Ja, ja, ja, ja, ja.

Hoy ya no veo el sexo solo por lujuria, como fuego que se apaga al instante.

Lo veo como un río profundo, una corriente que solo se cruza con quien realmente es.

Mi celibato no es castigo ni sacrificio; es un guardián en la puerta del templo de mi esencia. No sé si alguien llegue, y la verdad, no la estoy esperando. Solo sigo trabajando en mí. Cuando esté listo, ya veré si es o no el momento.

Mientras tanto, prefiero navegar en mi propio océano, aferrarme a mi centro y honrar lo que siento, sin apresurar nada, sin venderme a la prisa ni a la mediocridad del deseo fácil.

Ja, ja, ja, ja,ja. 

Retomemos el sentido de este post.

Hay días en que me siento perdido, sin ganas de hacer nada. Me siento un inútil «creencia limitante».
Y no me vengan con el cuento cursi de «haz lo que te apasiona, el mundo espera tu mensaje».

¡Pura mierda!

La vida no es eso, no hay un solo camino, no es un terreno plano.
La vida es una escuela constante, y el verdadero aprendizaje no siempre está en lo que te gusta. Esto lo amplio un poco en el siguiente post (puedes leerlo aquí).

Si así fuera, yo seguiría en la arquitectura pero, el placer y la pasión no son eternos.

Igual que esa frase de mierda del atrio: «hasta que la muerte los separe».

¡NO!

Todo tiene un comienzo y un final —para mí—.

Yo lo cuento en mi libro (puedes curiosearlo aquí): de niño me encantaba jugar con las volquetas a escala que me regalaron mis padres, moviendo arena de un lugar a otro.

Entonces, según los «gurús» de ahora, mi propósito de vida era ser volquetero —sin ofender a nadie—.

No lo fui. Y quizá por eso el universo me desafió con tantas adversidades.

¡Absurdo! ¿no?

Ja, ja, ja, ja, ja.

Las etapas cambian. Los roles cambian. Por eso hay gente que estudia una cosa y florece en otra completamente distinta.

Yo lo hice. Fui arquitecto, muy buen arquitecto.

Ahora escribo, doy conferencias, tengo un blog, un podcast y hago networking.

Pero incluso así… hay momentos en que dudo. Momentos en que no sé si lo que hago sirve de algo.

¿Será que debo comprarme una volqueta?

Ja, ja, ja, ja, ja.

[…]

¿Y si no hay una sola respuesta?
¿Y si todo es un puto ensayo constante?

Una pregunta es: ¿estás escribiendo tu guion… o estás repitiendo el libreto que te dieron?

Porque si lo que tienes ahora no funciona, si te levantas sin ganas o si llevas semanas tragando la misma rutina como si fuera medicina caducada, quizá sea hora de soltarla antes de que te pudra por dentro.

En mi libro lo digo sin rodeos y en mis charlas lo repito: no se trata de seguir a los demás como si fueran la última Coca-Cola del desierto, sino de aprender a cambiar de rumbo cuando tu brújula te lo indica.

La vida no es una autopista recta; es un mapa que se dibuja mientras caminas… y a veces hay que romperlo para encontrar la salida.

Así que, léelo otra vez, pero esta vez mírate al espejo:

¿Qué estás haciendo con tu vida?
¿Sigues por inercia… o estás dispuesto/a a reescribirla?

Y ojo, no te culpes si hoy no tienes ganas.

Si te sientes cansado o cansada, está bien.

Si no quieres hacer nada, también está bien.

Solo, no te victimices.

A veces, lo más valiente no es correr detrás de un propósito… sino darte permiso para parar, respirar y volver a empezar cuando de verdad lo sientas.

[…]

Si estas palabras resonaron en ti, te invito a leer mi libro Témpera Mental, donde profundizo en todo lo relacionado con esas creencias limitantes que me han jodido la vida.

Conócelo aquí.

Gracias, gracias, gracias.

Te leo.

Te deseo un excelente y maravilloso día.

Que la fuerza que sostiene el universo te abrace, te guíe y te abra todos los caminos.

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