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Ikigai: lo que es para mí más allá del marketing

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  • Última modificación de la entrada:2025-05-13

Nos vendieron humo en forma de diagrama

El mundo del desarrollo personal está lleno de conceptos que han sido despojados de su verdadero significado y transformados en productos de fácil consumo. Uno de los ejemplos más evidentes es el Ikigai.

Nos lo han vendido como la intersección entre lo que amas, lo que eres bueno haciendo, lo que el mundo necesita y por lo que te pueden pagar. Y sí, suena bonito, casi mágico.

Pero para mí esto es una mentira disfrazada de filosofía japonesa, en mis términos, es una «mierdiregla» más —es mi opinión, es mi conclusión—.

El verdadero Ikigai no tiene precio

El concepto del Ikigai viene de la cultura japonesa, y su verdadero origen no parte de la riqueza económica, sino de la riqueza de SER. Y aunque existen muchos japoneses archimillonarios, esta cualidad es el resultado de un gran esfuerzo, una gran disciplina, un trabajo constante y un enfoque permanente.

El dinero simplemente es el resultado.

De seguro, muchos japoneses —si no la gran mayoría— parten del Ikigai como filosofía de vida, no como un mecanismo para hacer dinero.

No es un diagrama, es una forma de estar vivo

Para mí, el verdadero Ikigai no es un diagrama de cuatro círculos ni una fórmula para encontrar la felicidad laboral. En Japón, este concepto está más relacionado con la razón de ser, con lo que hace que una persona se levante cada mañana.

Para muchos japoneses, el Ikigai no tiene nada que ver con el dinero ni con el éxito profesional; está en su rutina, en su disciplina, en su constancia.

Es algo interno, algo que se vive, no algo que se busca desesperadamente en un papel con flechas y cuadrantes.

¿Y el propósito de vida? Otro invento con etiqueta de precio

Nos han vendido la idea de que debemos encontrar nuestro propósito de vida en algo que nos apasione y que, además, nos genere ingresos.

Pero esto no solo es falso —para mí—, sino que es peligroso.

No todo lo que nos apasiona nos dará dinero, y no todo lo que nos da dinero tiene que ser nuestra razón de ser.

La vida es más profunda que eso —doy fe de esto—.

Spoiler: mi Ikigai no está en la nómina ni en el coaching

He leído un poco, he tomado cursos para «encontrar mi Ikigai»; ja, ja, ja, ja, ja, y he debatido con coaches que defienden la versión comercial del mismo.

Después de mucho análisis, llegué a la conclusión de que el propósito de vida no es algo externo. No es una carrera, no es un negocio, no es una misión divina impuesta por el universo.

El propósito de vida —para mí— es lo que concluyo y presento en mi libro:

👉 «TÉMPERA MENTAL, de regreso a mi yo verdadero».

Obviamente, es mi teoría; hay otras que se relacionan con el marketing y, por ende, se venden más… pero por un sentido comercial.

No estoy solo en esta postura (y no me interesa convencerte)

Esto no lo digo solo yo. Grandes pensadores y hasta figuras del desarrollo personal han llegado a la misma conclusión. La idea de que el propósito de vida es una búsqueda externa es lo que ha llevado a millones de personas a sentirse perdidas, frustradas y en una constante carrera hacia algo que nunca encuentranyo estuve ahí, y toda esa teoría me supo a mierda—.

En mi libro «TÉMPERA MENTAL, de regreso a mi yo verdadero», hablo de cómo mi propio proceso de reseteo mental me llevó a darme cuenta de esto: El verdadero cambio no viene de buscar afuera, sino de trabajar adentro.

¿De verdad necesitas encontrar algo… o conocerte mejor?

Si crees que aún no has encontrado tu Ikigai, pregúntate:

¿De verdad necesitas encontrar algo, o más bien necesitas conocerte mejor?

La respuesta no está en un diagrama, está en ti.

Una frase que repito mucho en mi libro:

«No me creas nada de lo que estoy diciendo acá, compruébalo tú mismo/a a través de tus vivencias».

Y sí, puede que esté equivocado… pero mientras tanto:

Hasta ahora, nadie ha logrado convencerme de lo contrario. Seguramente estoy equivocado en mi concepto, en mi conclusión, tal vez… Porque no le he dado con el chiste comercial que me han vendido acerca de esta filosofía occidentalizada.

Pero hasta que no llegue alguien con los argumentos suficientes para convencerme, seguiré con mi filosofía, que de hecho, es lo que me está funcionando en este proceso de descubrir, en este proceso de encontrarme.

Una frase que me hace más sentido que todo el marketing junto:

«Los idiotas hacen lo que no les gusta.
Los inteligentes hacen lo que les gusta.
Un genio hará lo que sea necesario con alegría».
Sadhguru—

Para cerrar, sin drama:

Cada quien tiene la razón desde su punto de vista, desde su entendimiento. Cada quien ve lo que quiere ver y lo que le funciona. Que esta mierda que están vendiendo como «Ikigai» y «Propósito de vida» a mí no me haya funcionado, no significa que a otros tampoco les funcione. Y si lo venden desde su experiencia y sana honestidad —no por el solo hecho de vender—, está perfecto.

Lo que escribo aquí es mi teoría, mi conclusión, mi filosofía. Como ya dije antes: es solo mi opinión. Pero si algo se podría hacer, es cambiarle el nombre, porque esa occidentalización tan brava a la que ha sido sometido este término tan potente ha tergiversado por completo su concepto original.

Y si alguien cree que mi opinión no vale porque no tengo un reconocimiento público o un millón de seguidores… Pues qué pena, pero la autenticidad no necesita aprobación.

Lo que escribo aquí no viene de un manual ni de un curso certificado, viene de haber vivido,llorado, entendido, caído y vuelto a levantarme. Por eso lo comparto. Porque me funciona. Porque me hace sentido. Y porque sé que no soy el único que ya está mamado de buscar afuera lo que solo se puede encontrar adentro.

Esta es mi teoría, mi filosofía, mi conclusión. Una más entre muchas. Pero mía.

Y con eso me basta.

Gracias, gracias, gracias.

Te leo.

Te deseo un excelente y maravilloso día.

Dios te bendiga.

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