Regresar el «apasionante» mundo de la arquitectura me ha llevado entre otras cosas a lo siguiente:
1. Verificar que lo plasmado en mi libro: «TÉMPERA MENTAL, de regreso a mi yo verdadero» no es el resultado de un pajazo mental, no. Definitivamente me ha llevado a reflexionar que cada palabra allí plasmada si ha sido significativa y se refleja en mi actual yo. En pocas palabras, estos últimos seis meses se convirtieron en un repaso profundo de mi libro.
2. Encontrarme con infinidad de espejos, principalmente, aquellos que me muestran mucho de mi antigua personalidad.
Durante mi ejercicio profesional, fui muy exigente, de hecho, pienso que me pasaba con mis semejantes y lo hacía de formas indebidas —para mí—.
En este proyecto en el que tengo que interactuar con un gran número de profesionales, sí o sí, el acercamiento debe darse. Esto me ha llevado a confrontarme entre ser laxo, a punto de que quienes me rodean piensen que mi actitud de tranquilidad se tornará en que ellos/as podían hacer lo que les diera la gana. Ante ésto, debo admitir que aunque en ocasiones tengo cara de huevón, en realidad, la mayor parte del tiempo realmente, no aplico. La otra parte de esta disparidad, es el de ser completamente exigente, pasando al otro extremo de convertirse en el malo del paseo.
Luego de observar por varias semanas el comportamiento de aquellos con quienes debo interactuar, entendí, que definitivamente ese relajamiento lo único que trae es un estancamiento absoluto, es mantenerse inmerso e idiotizado en una puta carrera de la rata de la que muchos expertos hablan, y pocos realmente observan y cuestionan su posición frente a la vida.
Ahora, cuando se es laxo, las palmaditas en la espalda sobran por montones, como quien dice: «somos amigos». Pero cuando «esta hueva» decide ponerse exigente de verdad, porque para mí en el trabajo no existe la amistad, se asustan y se ofenden por las requerimientos que empiezan a manifestarse y por ende, inicia el proceso de manifestación de su pereza mental.
Los profesionales con los que interactúo, hace pocos días empezaron a conocer aquel personaje que demanda cumplimiento en lo pactado dentro de los términos del buen trato, mas se ofenden por la forma en que digo las cosas —según ellos, soy ofensivo—. Venían acostumbrados a un nivel de exigencia de menos cero, es decir, entregaban cuando se les antojara, ocasionando múltiples oficios de incumplimiento de parte de la Interventoría. Ahora, que se les pide resultados, se incomodan, se emputan y hasta hablan despectivamente de mis funciones y de mi personalidad.
—jajajajaja—.
Este post se refiere a lo que los demás ven en los demás, por éso menciono los espejos que me he encontrado en estos últimos meses a manera de un repaso acerca de mi autocuestionamiento.
Mi conclusión, es que cada quien percibe a los demás de acuerdo a su nivel de conciencia o a que tan alto es el síndrome del victimismo que padece —debo incluirme porque he fallado muchas veces—.
Si alguien percibe al otro agresivo o conflictivo, es porque éso es lo que esconde en su interior; tal vez sea una herida por sanar, un sentimiento por corregir, una molestia por replantear.
Todo tiene una razón de ser. Pero te puedo asegurar que aquel a quien juzgas, no tiene nada por lo que ser reprochado, es a ti a quien debes cuestionar.
Volviendo a mi asunto laboral, las personas empiezan a modificar su opinión respecto de determinada persona, cuando ésta deja de ser permisiva o, cuando ya no presta el mismo beneficio; cuando de repente deja de hacer favores, cuando definitivamente se da cuenta que las cosas no están como deberían ser, cuando en realidad ¡se mama! De ser dócil.
Como resultado de esa exigencia severa que decidí asumir en un reto personal y que he aplicado a mi entorno, se logró, por primera vez en un mes, cumplir con que no se había logrado antes por una extrema laxitud.
En este momento, prefiero convertirme en el «hijo de puta» para los demás, porque aunque ellos y ellas no lo vean, o no sean conscientes de la realidad, nos estamos beneficiando todos.
Y ¿tú qué tal?
¿Eres laxo o estricto?
¿Tienes cara de hueva para los demás?
Te deseo un excelente y maravilloso dìa.
Dios te bendiga.
Namastè