Las mierdireglas no son normas que ayudan a convivir. Son cadenas disfrazadas de consejos, frases heredadas que repetimos como loros y que nos atan a una vida que nunca elegimos.
Si leer la palabra mierdireglas ya te incomoda, mejor detente aquí.
Porque de eso voy a hablar: de las frases estúpidas, dogmas y «disciplinas» que nos venden como verdades universales y que en realidad son cadenas invisibles.
Cuando digo mierdireglas, algunos se ponen nerviosos.
Otros se molestan.
Y unos cuantos creen que soy un rebelde sin causa, un tipo que está en contra de todo.
No.
No, no es rebeldía.
No, no es estar en contra de todo.
No, no es odio al mundo.
Es cuestionar.
Y elegir.
Las mierdireglas no son reglas normales. No son las que mantienen orden ni ayudan a convivir.
Son esas frases de mierda que heredamos sin pensar.
Mandatos impuestos.
Ideas absurdas que nos amarran a una vida que nunca elegimos.
Ejemplos:
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Política
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Religión
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Educación
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Dogmas
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Adoctrinamientos
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«Disciplnas»
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Hábitos
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«Los hombres no lloran».
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«La mujer debe callarse y obedecer».
¿Ves? Basura que muchos siguen repitiendo sin chistar.
Cuestionar no es estar en contra de todo.
Es elegir.
Es decir: esto me sirve, me lo quedo.
Esto no me sirve, lo suelto.
Pero vivimos en un mundo donde cuestionar molesta.
Porque cuando cuestionas, obligas a los demás a mirarse al espejo.
Y claro, a muchos no les gusta lo que ven.
Ese es el famoso espejo emocional:
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Si algo que digo te incomoda, no es por mí. Es porque en el fondo tienes dudas.
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Y si a mí me molesta tu reacción, es porque hay algo en mí que todavía no está claro.
Así funciona.
Y no, no impongo nada. Ex-pongo.
Ni a mis hijos intento imponerles ya mis ideas.
Desde 2019 entendí que mi tarea no es fabricar copias mías, sino dejar que cada uno piense por sí mismo.
Lo que comparto es mi visión. Nada más.
Quien quiera, la toma. Quien no, la deja.
No busco creyentes ni discípulos. Busco gente que se atreva a pensar.
Y sí, hubo un momento en que me incomodó que me malinterpretaran.
Hoy ya no.
Porque entendí que mi mensaje solo llega a quienes están listos para recibirlo.
Los demás se resistirán.
Y está bien.
En realidad, es mejor así: si lo que escribo no incomoda a nadie, entonces no estoy tocando nada importante.
Las mierdireglas necesitan ser sacudidas.
Hasta que caigan por su propio peso.
Por acá te dejo el enlace a un artículo en donde hablo de una de las mierdireglas que muy pocos nos atrevemos a cuestionar [enlace].
Si te incomoda leer esto, perfecto: ya tocamos una de tus mierdireglas.
Gracias, gracias, gracias.
Te leo.
Te deseo un excelente y maravilloso día.
Dios te bendiga.