Si quieres joderle la infancia o la vida a tu hijo/a, es fácil:
dale un boletín de notas y dile que su valor como persona depende de ese papel.
[…]
¿De verdad crees que tu hijo tiene que ser el #1 del colegio?
¿Piensas que un cartón le va a asegurar el futuro?
Ja, ja, ja, ja, ja.
Yo también me comí ese cuento. Así me educaron.
Y, como buen autómata, repetí la misma mierda con mis hijos.
Me gradué de arquitecto.
Me fue bien, supongo.
Hasta que un día me mamé. No de la profesión en sí, sino de todo lo que ésta comprende y trae adherido.
Definitivamente debí comprarme la volqueta.
Ja, ja, ja, ja, ja.
Sí, para que entiendas mi risa sarcástica, hablo de una volqueta como «propósito de vida» en el siguiente artículo: [enlace]
El sistema educativo está diseñado para fabricar autómatas.
Yo lo fui al cien por ciento.
Ahora me voy desprogramando.
A tiestazos, pero voy.
Todas las instituciones educativas —para mí—, se han convertido en fábricas de arepas o empanadas.
¿Sabes cuántos sueños, talentos y pasiones se han enterrado en un boletín de notas?
Miles de millones.
Y los seguimos enterrando como si fuera lo normal.
El tema es este:
Padres, profesores, incluso los propios alumnos, todos corriendo detrás de una nota.
Un número, una letra.
Como si eso definiera lo que vale un ser humano.
Cuando perdí materias en el colegio, me quitaron «lujos» como ver al Chapulín Colorado, Chespirito, La Liga de la Justicia, Centella, entre otros.
O salir a jugar tarro quemao con los amigos, stop, rejo quemao, y otros más que no recuerdo.
Ja, ja, ja, ja, ja.
Éso es reciente.
Lo mismo hice yo con mis hijos: castigo si bajaban de 7.0.
¡Qué pajazo mental tan estúpido y absurdo nos vendieron!
Y a mis padres ni los menciono: a ellos les dejaban el cuerpo con tatuajes morados si no pasaban.
¿2025?
Esta mierda sigue igual.
Con diferente olor y color, pero al final de todo, es lo mismo.
El sistema educativo actual no potencia nada.
No mejora nada.
No enriquece nada.
No forma verdaderas personas.
Ahora, aquí hago una salvedad: me he encontrado con profesores que sí se cuestionan estas mierdireglas de las que hacemos parte y sus formas de «enseñar». Y cada día son más los que se suman a ésto.
Sin embargo, están sometidos a un sistema, y si no hacen lo que este régimen les ordena… pues los botan a la calle y, de esto depende el sustento de sus familias.
[…]
¿Y si cambiamos la educación?
¿Y si en vez de querer meterles a las malas asignaturas que odian y empezamos a potenciar lo que de verdad los enciende?
¿Y si les damos toda esta mierda dentro de un ítem nombrado «CULTURA GENERAL» para que no dependan de un sistema que no los define pero que sí los somete?
¿Y si los enfocamos desde pequeños en lo que realmente LES GUSTA a ellos y a ellas?, no lo que nosotros como padres consideremos que a ellos les apasiona, o lo que los profesores dentro de sus habilidades creen competente para cada alumno/a.
Tal vez, de esta forma si haya una conexión con el «pajazo mental» del que los gurús llaman el «propósito de vida».
Por acá te dejo un artículo al respecto de este modismo del marketing [enlace].
Porque detrás de los boletines, hay vidas que se están apagando a punta de notas y comparaciones de mierda.
No todos debemos ser medidos de la misma manera.
Esas pruebas de estado pretenden evaluar de la misma forma a un pelao que le gusta la filosofía con otro al que le gusta la física.
Dos mundos y perspectivas completamente diferentes que son medidos de la misma forma.
Otro ejemplo: una niña a la que le gustan los animales es medida de la misma forma con otra que los odia.
¿Acaso no es esto un puto pajazo mental?
[…]
Porque detrás de estos boletines no hay educación, hay condena.
Una sentencia que etiqueta a niños y jóvenes como «buenos» o «malos» según un número que, a la larga, no sirve ni para limpiarse el culo.
Y lo peor: muchos padres se lo creen. Y se lo transmiten a sus hijos.
Como yo lo hice. Como lo hicieron contigo.
Pero, dime la verdad:
¿Quieres criar a un autómata obediente…
o a un ser humano libre que sepa pensar, decidir y romper sus propios moldes?
La respuesta, aunque joda y arda, no está en los boletínes.
Está en ti.
Gracias, gracias, gracias.
Te leo.
Te deseo un excelente y maravilloso día.
Que la fuerza que sostiene el universo te abrace, te guíe y te abra todos los caminos.