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Esa frase, actitud o comportamiento que enerva en silencio.

Respirando por la herida

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  • Última modificación de la entrada:6 septiembre, 2025

¿Tienes a alguien que con una sola palabra puede joderte el día entero?

No hace falta que te grite, que te insulte o que te clave una puñalada.

Basta con esa palabra. Esa frase. Ese gesto. Ese tonito.
Y te toca donde más duele.

Creo que a muchos nos pasa.
Yo doy fe.

He cambiado un montón de cosas en mi vida. He roto patrones, sanado heridas, tomado decisiones que me daban pánico. Y aun así… hay una persona que me taladra hasta el fondo del alma cada vez que abre la boca.

A veces pienso: «¡sabe cómo joderme!».
Pero en realidad no lo sabe. Lo que sí siente es la bronca que me corroe por dentro cada vez que le escucho, porque se lo hago saber.

Ahí es cuando suelta: «Usted no se aguanta es nada».

Si esta persona fuera consciente de cuánto me han marcado sus palabras, sus frases, sus comportamientos, sus actitudes y sus tonitos, entre otros, ni siquiera se atrevería a abrir la boca.

Ja, ja, ja, ja, ja.

[…]

No me gusta la frase «personas tóxicas».
La he usado en mi blog porque la gente la entiende rápido, pero no es exacta.

Nadie nace tóxico. Solo cargamos con conflictos sin resolver: miedos, traumas, inseguridades, heridas que ni siquiera hemos mirado de frente.

Quien te hiere no suele ser consciente de su propio caos.

Vive en piloto automático.

Va por la vida de turista —en mi libro te explico lo que significa «turista» (clic aquí)—, arrastrando un saco de piedras que va dejando caer sobre los demás.

Y aquí viene la parte jodida:
Si me duele tanto lo que dice esta persona… no es porque sepa dónde apretar.
Es porque todavía tengo heridas abiertas.

Soy yo el que le da permiso para que me duela.
Soy yo el que respira por esa herida.
Y me emputa.

Porque significa que tengo trabajo por hacer.
Quitar ese «sello mental» que arrastro desde hace años no es tarea fácil.
Pero si no lo hago, me espera una hecatombe personal que no quiero ni imaginar.

No culpo a esa persona. Sé que repite la misma mierda que le hicieron durante muchos años.
Pero igual pega.
Y mucho.

A veces creemos que la gente nos jode porque nos conoce el punto débil.
Algunos lo hacen de malparidos, sí.
Pero la verdad es peor:
Solo nos muestran lo que todavía no hemos sanado.

Y hasta que no lo hagamos, cualquier palabra seguirá taladrando como un dolor de muela, además, sin permiso.

Por acá te dejo el enlace a dos historias en donde menciono esta misma herida reflejada en otros aspectos de mi vida y con personas diferentes:

  • Tus hijos ya no te ven como autoridad [enlace].
  • Mi hijo hoy me dijo: «TIENES HUEVO» [enlace].

¿Quieres dejar de sangrar?
Primero tienes que cerrar la herida.

Por acá te dejo el enlace a mi libro (enlace). Si te da la gana comprarlo, perfecto. Ahí te cuento mi proceso de autodescubrimiento y las taras mentales que me jodieron la vida.

Si no quieres ni curiosear, todo está bien.
Seguimos charlando por acá.

Gracias, gracias, gracias.

Te leo.

Te deseo un excelente y maravilloso día.

Que la fuerza que sostiene el universo te abrace, te guíe y te abra todos los caminos.

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