Eso depende de la forma de pensar de cada quien.
Yo era un absoluto convencido —más aun en mis etapas críticas—, que todo en mí era un comedero de mierda, no obstante, he aprendido a transmutar esa vaina en bendiciones.
Tal como le describo en mi libro: «TÉMPERAMENTAL, de regreso a mi yo verdadero», mi vida fue un caos absoluto, aunque siendo objetivo, hay quienes pasan por dificultades peores a las mías.
Ésta se ha caracterizado por ser igual a la ruta de una montaña rusa, con unos descensos bestiales y unos ascensos en los que muchas veces me he sentido colgado, pensaba que no podía llegar a la cima, ¿para qué?, pues para volver a caer.
¡Así es todo!
Lo importante aquí es aprender algo que nunca me enseñaron, y de ¡hueva!, nunca me tomé la molestia de hacer un «PARE» y preguntarme si éso estaba bien o no.
[…]
¡DISFRUTAR DEL CAMINO!
No ha sido fácil ni mucho menos sencillo —para mí—.
En esos momentos críticos cuando alguien en una ocasión me dijo: «disfruta lo que estás viviendo», lo miré con ojos asesinos y le respondí: «¿cómo putas pretende que disfrute de esto que solo me produce dolor y angustia?».
Unos años después —varios años, de hecho, muchos años después—, entendí a qué se refería aquel personaje con su comentario acompañado de una sonrisa capciosa.
—Jajajajaja—.
Cuando pensaba desde el «¿por qué a mí?», efectivamente me estaba comiendo toda la mierda posible en sus diferentes estados de descomposición; pero, cuando aprendí a pensar desde el «¿para qué me sucede esto?», todo empezó a tomar un sentido diferente.
El «por qué a mí», se plantea desde el victimismo; es decir, desde el pobrecito/a yo, o mejor, «nadie me quiere, todos están en mi contra, los demás son injustos conmigo».
Cuando observe desde el aprendizaje, desde cómo puedo mejorar, desde de qué forma esto me beneficia, es decir, desde el ¿para qué?, la imagen de la mierda comenzó a cambiar por unos deliciosos y apetitosos dulces de chocolate. Es ahí en donde aparece el comentario de aquel fulano —mencionado líneas atrás—: «disfruta lo que estás viviendo».
Ya aprendí que mi vida solo es el resultado de cómo yo vea las cosas; de la forma en cómo observo, para luego callar por un momento antes de hablar o reaccionar. Todo depende de mi punto de vista, y éso depende de la forma en como fui «educado» y de la forma en cómo me he dejado influenciar.
Ahora, si tú te estás preguntando: ¿mi vida es una mierda o es un manjar?
Yo te respondo: eso depende única y exclusivamente de cómo estés percibiendo tu entorno, o mejor, de cómo te percibes tú.
¿Miras o ves?
¿Oyes o escuchas?
¿Reaccionas o cuestionas?
Gracias, gracias, gracias.
¿Cuàl es tu opiniòn al respecto?
Te leo.
Te deseo un excelente y maravilloso dìa.
Dios te bendiga.
Namastè
