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Los hijos son quienes dan las mejores lecciones de vida, sin embargo, no las vemos.

«Papi, yo te amo, pero…»

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  • Última modificación de la entrada:23 agosto, 2025

Todos tenemos un día en que nuestros hijos nos dicen una verdad que duele más que cualquier golpe.

Ese día entiendes que no eres el padre o la madre que imaginabas… y que ya no puedes seguir engañándote

¿Te suena?

Entonces este artículo es para ti.

El día que mis hijos me mostraron la verdad que yo no quería ver

Ese día quedé absolutamente desnudo.
Expuesto.
Indefenso.
¡Vuelto mierda!

Pensé que estaba haciendo las cosas mal como padre.
Pero…

Ante quienes me rodean, soy el padre ideal.
El padre perfecto.

Entonces…
¿Qué pasó?
¿En qué fallé?

Ese día empezó todo.
Fue cuando algo muy dentro de mí empezó a cuestionar y a buscar desesperadamente una respuesta.
Me sentía cayendo por un precipicio sin fin, chocando con rocas, buscando dónde agarrarme… y sin encontrar nada.

Ese día fue el fondo más fondo que he tocado.

Mis hijos me dieron la mayor sacudida de mi vida.
Toda mi película pasó frente a mí en segundos.

Me di cuenta de que no había escapatoria.
Que ya no podía culpar al estrés, a la economía, al pasado, al trabajo…
No había culpable más que yo.

Tal vez el hecho de ser padre soltero influyó en mi alto nivel de insoportabilidad… aunque, en realidad, no me soportaba ni yo mismo.

Como padres tenemos muchas responsabilidades, pero la más importante —para mí— es con nosotros mismos.
Solo así podemos asumir una paternidad plena, consciente y coherente.
Antes no.

Si no aprendes a manejar tus emociones, terminas destruyendo a quienes más amas.
Con tu mal genio.
Con tu ego.
Con tu silencio.
Con tu soberbia.
Con esa supuesta «autoridad» que te da el título de padre o madre.

Ser padre no es un trofeo.
No es un papel firmado.
Es una responsabilidad brutal… pero primero contigo.
Si no, lo único que harás será repetir errores y perpetuar heridas.

Hoy, que soy más consciente de mis emociones, pensamientos y acciones, lo tengo claro:
No soy un mal padre.
Soy un padre que no tenía herramientas.

Tal vez a ti te pase lo mismo.
Tal vez te identifiques.

Esta situación me llevó a investigar, a leer, a preguntarme mil veces el porqué de mis comportamientos hacia las personas que más amo: mis hijos.

De ese aprendizaje —que no termina— escribí un libro.
Se llama TÉMPERA MENTAL, de regreso a mi yo verdadero.
No lo hice para enseñar.
Lo hice para compartir.

Por si tú también estás en ese punto exacto donde todo se tambalea.

Ese día lo perdí todo.
Mi hijo mayor me dijo que quería irse de la casa.
Mi hija, con apenas 12 años, me miró con esos ojos gigantes y me soltó:
«Papi, yo te amo mucho… pero…»

Y si algo de esto te tocó, te invito a leer mi libro.
Quizá algo de lo que está ahí escrito te sirva de palanca.
O al menos, para que recuerdes que no estás solo.

Aquí puedes conseguirlo

Gracias, gracias, gracias.

Te leo.

Te deseo un excelente y maravilloso día.

Que la fuerza que sostiene el universo te abrace, te guíe y te abra todos los caminos.

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