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El jefe que no conoces bien puede ser tu maestro.

Aún no conoces a tu jefe

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  • Última modificación de la entrada:13 septiembre, 2025

¿Lo odias, igual que lo hacemos todos?

¿O apenas lo soportas porque necesitas sobrevivir?

Existen varios tipos de liderazgo, y el del nivel más bajo es el «líder por posición».

Es decir, lo que comúnmente se conoce como el «jefe».

Yo no soporté a la mayoría de aquellos que decían ser mis «jefes».

Todos son opresores, autoritarios, mandones y no saben hacer nada. Por eso son jefes.

De hecho, empezamos a verlos como monstruos.

Sin embargo, hay uno que es el «PEOR DE TODOS».

Nunca le damos la cara, es más, nunca se deja ver.

Por ende, no sabemos de su existencia.

En verdad, él o ella es quien domina toda nuestra vida.

Nos respira en la nuca todo el tiempo, es invasivo, es asqueroso.

Somos sus marionetas.

Soy consciente de su existencia.

Sólo hasta hoy pudé verlo —o verla— luego de casi siete años de estar burcándole.

[…]

Y tuve una revelación

Yo medito todos los días.
Treinta o cuarenta y cinco minutos en la mañana y en la noche.

Y a veces en esas sesiones me llegan visiones. O en los sueños.
Llámalo como quieras.

La mayoría pensará: «este man está loco».

De hecho, algunos expertos dicen que ver esto es una enfermedad.

Ja, ja, ja, ja, ja.

Me da igual.

Mi mundo onírico me ha servido como terapia: me muestra sombras, creencias limitantes e inseguridades.
Todo eso que cargo sin darme cuenta.

Pues hoy apareció una criatura horrenda.
No era ficción.
Era mía.

Se reía. Con una dentadura idéntica a la de VENOM pero podrida, disfrutando estar ahí.
Me recorrió un escalofrío.
Pero me quedé mirándola.

No habló. No hizo falta. Esa sonrisa bastaba.
Y yo le dije:
—Ya no vas a seguir siendo parte de mi vida.

Se cruzó de brazos. Como diciendo: «¡ajá!, A ver cómo piensas librarte de mí».

La clave

Llevo siete años quitándome máscaras, desmontando creencias, sacando basura emocional.
Hoy salió la que seguía escondida.
A la que le permití seguir jodiéndome.

Y aquí está la clave:
Lo que niegas, lo que finges que no existe… es lo que más te controla.

Se alimenta de tus silencios.
De tu miedo.

En mi caso, llevo siete años sin negarla, y buscando que esta cosa saliera a la luz.

Cuando la ví, no huí, porque sabía que había algo ahí.

Me inquietó y a la vez, me alegró verla.

¿Qué es exactamente?
Ni puta idea.
Puede tener muchos nombres.
Lo importante es que ya le vi la cara.

Y ahora está aquí, a la derecha de mi cabeza, observándome.

Su sonrisa pasó de ser amenazante a desafiante.

De nada sirve decirle: «Vete pa’la mierda».
No.

Debo entenderla, verla desde todos los ángulos.
Porque eso es mío, hace parte de mí.

Soy yo.
Otra versión de mí, estilo MARVEL, pero «real».

Ese jefe o monstruo eres tú.

Mi subconsciente está lleno de escasez emocional y autosabotaje.
Lo sé.
Eso es lo que proyecto afuera.

¡Eureka!

Pues ya logré verla.
Y cuando la ves, no hay marcha atrás.

Ahora es necesario hacer las paces con esa parte oscura de mí.
De eso va este reseteo mental.

Puedes pensar que estoy desvariando.
Puedes reírte.
Me da igual.

Quédate con tu vida «normal», creyendo que eres libre, cuando en realidad te llevan tus propias sombras.

Es tu decisión.

Yo solo sé algo:
El día que mires a tu monstruo a los ojos, todo cambia.
Porque ya no puedes esconderlo.
Y tampoco él —o ella— se va.

Ese monstruo no es brujería, no es mala suerte, no es lo que alguien te hizo.

Eres tú.

Tu miedo.
Tu trauma.
Tu inseguridad.
Tu creencia limitante.

Y cuando lo ves, recuperas el poder.
El que te estaba robando en silencio.

Y ahora dime …

¿Ya sabes quién te sonríe en la oscuridad?

Podrías ir a buscarle.

[…]

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Todo bien.

Acá tienes artículos en los que comparto otros monstruos personales.

De seguro, te verás reflejado/a:

Gracias, gracias, gracias.

Te leo.

Te deseo un excelente y maravilloso día.

Namastè

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