Durante más de cinco años he experimentado la soledad de manera consciente. Este período ha sido fundamental en mi proceso de crecimiento personal y autodescubrimiento. Desde que inicié este proceso de resignificación, he observado cómo el Universo, o como algunos prefieren llamarlo, la Energía, ha jugado un papel crucial alejando a quienes ya han cumplido su ciclo en mi vida. Esta separación, aunque inicialmente dolorosa, me ha dejado valiosas enseñanzas para reflexionar sobre lo que no supe ver en su momento.
Además, he tomado la sabia decisión de alejarme de otros tipos de vínculos y relaciones que no contribuyen a mi desarrollo personal. Este enfoque ha sido fundamental para alcanzar varios de mis objetivos, incluyendo el descubrimiento de mi verdadero propósito de vida: conocerme a mí mismo. Este camino, aunque va en contravía de lo que la mayoría de la gente dice, me ha proporcionado una profunda satisfacción y libertad interior.
La soledad se ha convertido en un espacio de pleno disfrute y libertad, donde tengo la oportunidad de indagar profundamente en mi ser interior. Como menciona Joseph Campbell: «La cueva a la que temes entrar contiene el tesoro que buscas». En mi experiencia, esta «cueva» representa la soledad, y el «tesoro» es la verdadera esencia de cada individuo.
Durante este proceso de introspección, me he enfrentado a preguntas que en ocasiones generan incomodidad e incluso rabia. Este autointerrogatorio, que algunos llaman el «monólogo interrogativo interior», me ha permitido cuestionar cada momento, experiencia, situación, reacción y pensamiento propio. A través de este ejercicio constante, he aprendido a ver las situaciones desde perspectivas diversas y a encontrar el lado positivo de lo que sucede a mi alrededor.
Uno de los descubrimientos más significativos ha sido identificar cómo el miedo al rechazo ha influenciado muchos de mis supuestos «fracasos». Este miedo, según los expertos, se arraiga en eventos significativos de nuestra infancia. Recuerdo claramente un episodio en la escuela primaria donde experimenté el rechazo público, lo cual dejó una marca profunda en mi desarrollo emocional. Superar este miedo ha sido un proceso gradual de aceptación, perdón y crecimiento personal.
En mi camino de autodescubrimiento, he aprendido que todo lo que observo en mi entorno es en realidad una proyección de mi interior. Como suelo decir: «Lo que ves a tu alrededor, en realidad eres tú». Esta comprensión me ha llevado a explorar mis propias heridas emocionales y a abrazarlas como parte integral de mi camino hacia la sanación y la plenitud.
Te invito a realizar el ejercicio de introspección y autodescubrimiento. ¿Qué te duele? ¿Cuál es el mensaje que tu interior te está enviando? Este proceso puede ser desafiante, pero también profundamente enriquecedor.
¡Gracias por leer y compartir este viaje conmigo!
Te deseo un excelente y maravilloso dìa.
Dios te bendiga.
Namastè