Hace un par de días, alguien en un evento me dijo esta frase que me hizo reflexionar.
Lamentablemente, esta es la realidad cotidiana para la mayoría de las personas. Yo también estuve ahí, con las mismas «ideas» limitantes, los mismos pensamientos negativos y esa misma filosofía de vida. Sin darme cuenta, había asumido esas creencias como propias, autoconduciéndome por el camino del victimismo, o la filosofía del «pobrecito yo».
La mayoría de las personas vive sin un objetivo claro, y en cierto modo, eso las deja «muertas en vida». Es verdad que nos hemos convencido de que existe mucha «competencia». Por eso, los gurús del marketing insisten en que debemos «especializarnos en algo» para diferenciarnos de los demás y hacernos «especiales».
Pero lo que no me cabe en la cabeza es que alguien que aspira a ser un referente diga esto. ¿Cuál es el mensaje que realmente está transmitiendo a sus «seguidores»?
Esto me recordó un episodio de hace unos meses, cuando trabajaba como arquitecto. Hablaba con mis pupilos sobre la importancia de no rendirse en un proyecto que estábamos realizando y que en algún momento se convirtió en una verdadera mierda. Les insistí en que no abandonaran. Pero, pocos días después, yo mismo estaba considerando desertar. ¿Qué impresión crees que les dejé? Pues definitivamente, la de alguien inconsistente.
Lo mismo ocurre con ese «referente» que lanza este tipo de mensajes sin sustancia. A mí no me mueve ni un milímetro, porque ahora tengo claro mi nuevo propósito. Pero, ¿qué pasa con quienes sí le copian, o quienes alguna vez me copiaron a mí?
Cada persona habla desde sus fortalezas y sus debilidades. Y tristemente, la mayoría de las veces las debilidades proyectan un mensaje más fuerte y más dañino.
Es cierto que es fundamental buscar fuentes de ingresos adicionales, pero esta búsqueda no debe hacerse desde la necesidad o desde una falta de habilidades. La meta es ser libre financieramente, no solo sobrevivir.
Esto lo escribo para reflexionar sobre lo que consciente o inconscientemente nos decimos a nosotros mismos y a quienes nos rodean. ¿Será que en verdad les estamos haciendo un favor? Yo creo que los estamos jodiendo sin fundamento alguno.
Gracias, gracias, gracias.
¿Cuál es tu opinión al respecto?
Te leo.
Te deseo un excelente y maravilloso día.
Dios te bendiga.